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La vida es...

  • Foto del escritor: Belen Palermo
    Belen Palermo
  • 27 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 15 mar

descubra su propia aventura o pierda el quicio


Tengo la costumbre de asignarle a la vida definiciones, atributos, cualidades, analogías, como una especie de juego psicológico. La vida es eso que pasa… La vida es como… ¿Qué te parece qué es la vida? Reproduzco la pregunta hacia el infinito. Viralizo la concepción, pero vuelve a chocar contra las paredes (más mentales que palpables).


La lógica diría que “la vida” es sólo una expresión que engloba todo lo que uno pretende (y quiere) meterle adentro. Como una especie de caja prefabricada, un hueco abismal, donde sumergís la cabeza y se te escapan todas las neuronas. Me inundo de repeticiones “Hacer tal cosa es mi vida…”, “Doy la vida por…”; “Que vida de mier*da…” ¿Qué es una mie*rda? ¿La vida o esa oportunidad que no se te dio? ¿La vida o ese inepto que te arruinó el día?

Calculo que esa cosa (objeto-vida-que-se-yo) es la mismísima subjetividad que juega a ser otra palabra. De vida a cosa, de cosa a amplitud, de amplitud a recorte, de corte a subjetividad, de subjetividad a sujeto, de sujeto a la nada. Mirá que monstruoso es el juego de la relación. Fue engendrado en los primeros años escolares como el “bichito” de campo semántico. Ese tablero de luchas constantes, personal y exclusivo. Hoy me pregunté eso ¿Cómo encausar algo que aparentemente no existe? ¡El bendito juego! El bendito punto de partida y la visualización del punto final ¡QUIERO llegar ahí! ¿Para qué? No sé, pero quiero llegar fervientemente y en el medio voy perdiendo los gajos sueltos de mi-persona (llámese cabeza, extremidades, salud, lógica, corazón, aliento, sensatez y un sinfín de etcéteras).


Pierdo, pierdo, pierdo y gano ansiedad, a montones (como si estuviese en un casino y de repente la máquina se hubiese chanfleado; me regala montones de humanidad). Lotería. Ganaste. “La vida es eso…”, en todo caso, la vida es eso que pasa cuando te morís de pensamiento.

La vida es esa rueda que gira mientras vos tratas de ponerle palos (que animalito porfiado). Le gritas “bancame diez minutos que acá devuelvo todo” y se te caga de la risa en la cara. “Mirá si te voy a esperar, aguantá como puedas”. Quedate en el zamba o bajate solo, porque nadie te va a sacar de ahí.

Gira que gira; de un segundo a otro te encontras peor que un revuelto y la peste te dice “tirate acá”. Ya está. Y te caes, pero no como producto del intento, sino de cómodo y cobarde. De nuevo mirá como la ansiedad te pasa el trapo, te lustra y te saca brillo. Así de indefenso estás divino, presa fácil y comestible. Ahora te convertiste en la excusa perfecta para ser descartable. Inutilidad, te tiraron. Entraste en el infierno de cuatro paredes de nuevo y te preguntas como saliste la última vez.


¿Cuál era el camino? Pero no guardaste esa información en tu almacenamiento caché. 404 not found (GPS desactivado). Te reís, volves un poco al mundo, pensas. La lógica dice que, si en algún momento repuntaste, la salida está ahí nomás, pero no la podes ver (o en realidad no queres verla). Capaz no hay cura porque sos la misma enfermedad (lo que pasa es que se te piantó la vacuna de la racionalidad y terminaste en el barranco).


Entonces cerras los ojos y dejas que lo externo te ubique en tiempo y lugar. Y de golpe un “basta, hasta acá”. Drenas abruptamente y volves a ser vos. “No me vuelvas a hacer eso” te reclamas, como si estuvieses levantándole la mano a tu niño interno. Te volvió el color y dejas el gris petrificado, sentís que ya no te calza bien.


Te das cuenta que “la vida” es una nueva analogía (¡EUREKA!); la bendita puerta de “tire y empuje”, sabes cuales son las direcciones, pero cuando estás enfrente, ¡PAFFFF! Te volves un incompetente, estás atado de pies y manos. Al principio tiras para el lado erróneo (te cargas con el peso por amor al masoquismo), después recapacitas, aprendes y lo volves a intentar (porque ya tenes un poco más de certezas).


Es verdad, siempre quedas como un boludo (expuesto a la mirada del otro que venía atrás), pero es el precio que tiene seguir intentando.


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